Por Miguel Santana – @santanadeportes | De saltarse la cerca para ver los entrenamientos de la Vinotinto dirigida por César Farías, a convertirse en técnico profesional; de entrenar con pocos implementos y sobre asfalto, a implementar técnicas para marcar el camino de profesional; de Prebo a Costa del Este, siempre con la brújula puesta en dirección al sendero exitoso.
Fran abrió y cerró los ojos, para recordar lo que en una década ha pasado sin avisar demasiado. Dejó Venezuela para irse a Panamá en búsqueda de un futuro mejor, queriendo vincular su nombre al fútbol, sin estar tan claro de lo que el futuro dictaminaría. Perlo lleva consigo una perla sagrada, el recuerdo de sus dos padres, quienes desde el cielo bendicen cada decisión tomada y a través del viento abrazan al hijo que criaron con amor y atención. Hoy, ha materializado importantes sueños.
El sufrimiento del inmigrante era un golpe asestado en cada jornada, porque ser venezolano representa en nuestro suelo lo más común y similar a tratarse de otro hermano de calle, pero fuera de nuestras fronteras, a veces aterra. Tuvo que ganarse cada espacio a base de sudor, aguantando lágrimas en soledad, pero siempre acompañado del deseo triunfal que marcaban sus acciones. Comenzó dirigiendo en la Segunda División de Panamá, donde con poco, fue monarca.
“Pasar por situaciones difíciles forja en ti un carácter ganador y te enseña lo importante que es no rendirte. Ningún comienzo es fácil, pero recuerdo con alegría cuando, luego de ser campeón de Segunda, firmé en 2018 mi primer contrato como técnico de Primera. Muchas cosas se fueron dando de manera rápida, porque sabemos que la dinámica del fútbol es vertiginosa”, aseveró.
Francisco es visto con ojos de admiración, con tres títulos profesionales plasmados en su currículo, con una histórica participación en la Liga de Campeones de CONCACAF sobre su carta de presentación y una referencia como entrenador foráneo con esencia ganadora fuera de suelo vinotinto. Como sabe lo que es en cero estar, no le teme a los reinicios, porque es el experto de las primeras veces.
Su oportunidad de dirigir en la nación que lo vio nacer llegó en enero de 2021, cuando Academia Puerto Cabello abrió un aula para el profe Fran. Su plan de evaluación partió de una pretemporada en la que compartió más con el equipo que en la mismísima campaña, porque en apenas seis fechas, el ciclo concluyó. Tan solo pasaron 72 horas para volver a estar ocupado, con una llamada que recibió mientras aun asimilaba la ruptura de una relación que mucho lo había ilusionado.
“Siento que todo fue muy apresurado, que no me dieron tiempo y no me permitieron trabajar como quería, pero César Farías me llamó y me preguntó si estaba listo para dirigir al Zulia. Ni siquiera lo pensé, porque quien se había fijado en mi trabajo fue nada menos que el tipo al que más he admirado en nuestro fútbol cuando llevaba las riendas de nuestra selección. Acepté”, expresó.
Pasó de dirigir uno de los planteles más caros del certamen a estar al frente de una institución inexperta, que para entonces marchaba en el último escalón de la tabla, siendo asustados por los fantasmas del descenso. Nunca perdió la fe y con ocho partidos sin perder en condición de local, aportó para que la escuadra del sol amado se iluminara en Primera. Aquello le valió para que su próxima parada fuese Tauro, el más grande del balompié canaleño, responsabilidad que no evadió.
“El mercado panameño ha sido importante en los venezolanos, para que podamos lograr cosas y con ello, recibir oportunidades incluso en nuestro país. Puedo decir con mucha humildad que fui uno de los primeros que llegó a esta tierra, junto a Rafael Mea Vitali y que, trabajando duro, hemos podido abrirles puertas a otros compatriotas. Siempre estaré agradecido con las personas que han creído en mí, como Sebastián Cano, quien muchas cosas me enseñó y los hermanos César y Daniel Farías, quienes siempre han estado ahí”, dijo el entrenador, Francisco Perlo.
La Academia de Fútbol Fran Perlo recibe niños a partir de cuatro años, fomenta valores y hace buenos ciudadanos, porque el fútbol es una herramienta educativa, útil para darle forma a gente de bien, como un valenciano volador, que ha recorrido lugares en búsqueda del conocimiento, para cada vez hacerse más fuerte. Tiene 36 años y un largo camino por delante, siempre fiel a su estilo y cuidado por sus ángeles.
