Es un hombre de fútbol, que respira sobre una cancha y habla el idioma balompédico. Su nombre: Carlos Córcida. Ejerce como presidente de la Asociación de Fútbol del estado Monagas, pero más allá de eso, ve hacia el futuro y apunta a la asunción de grandes roles, todo dependiendo del destino, pero apoyado en el trabajo sincero y con la premisa de cada día ser mejor. Habla con hechos claros.
Maturín ha sido sede de la Vinotinto y el Mundial se ve cada vez más cerca. Todos los días se descuenta un paso en dirección a recibir nada menos que a una de las selecciones más competitivas de Sudamérica, Uruguay. En su mente solo hay espacio para soñar en grande, como buen venezolano y como gente de trabajo.
“En Monagas estamos consolidando una estructura cuya premisa fundamental es la planificación, trabajando siempre en pro de contribuir con el crecimiento de los clubes, y pensando en el fortalecimiento institucional”, aseveró la máxima autoridad balompédica estadal, entendiendo lo importante que supone trabajar desde las bases, porque ahí está el futuro de la nación.
Córcida está esperanzado con el hecho de escuchar el Gloria al Bravo Pueblo en Estados Unidos, y entiende que parte de ese sueño tiene en su kilómetro cero al hecho trabajar con una buena dirigencia, liderada por el presidente de la Federación Venezolana de Fútbol, Jorge Giménez, a quien respalda en el deseo de trascender.
“El fútbol es de los jugadores, pero una buena dirigencia también hace diferencia. Todos estamos llevando a cabo grandes esfuerzos para que el país pueda estar en un Mundial, y es un compromiso que de ninguna manera podemos negociar”, dijo.
En dos años de gestión, su trabajo se nota, por lo cual, la identidad de Carlos se asocia a ser un hombre respetuoso para quienes valoran su nivel de exigencia. Representó al país en atletismo y también tiene un nombre construido en el fútbol sala. Está donde el destino le pide, siempre queriendo ir por más y dar un extra.
